El panorama musical de finales de los años 60 era muy curioso. Con el pop-rock moderno claramente establecido muchos intérpretes intentaron hacer música alejada de lo que se consumía masivamente y eso llevó a la creación de varios subgéneros musicales con mayor o menor trascendencia. Algunos, como el hard rock, perduraron en el tiempo mientras que otros, como el glam rock, desaparecieron o fueron transformados tras unos pocos años.

El movimiento glam fue tan contracultural como lo pudo ser el punk en su momento, sólo que su reacción era contra la seriedad y auto importancia que estaba adquiriendo el rock. En vez de aspirar a valores sublimes como la unidad de las personas de todas las razas a través de la música, proclamaban su decadencia e intrascendencia y renunciaban a la creciente complejidad de las canciones para abogar por el regreso a las estructuras musicales sencillas de los primeros tiempos del rock. En el glam la música era sólo la mitad de la ecuación, para los que lo practicaban la moda era igualmente importante, y su estilo extravagante, gótico y teatral atrajo tanto la atención como la propia música.

El movimiento comenzó en Inglaterra abanderado por T. Rex, y allí fue un fenómero apabullante hasta mediados de los años 70 con artistas como David Bowie, Slade, Gary Glitter, Sweet o Roxy Music. En Estados Unidos no tuvo tanta repercusión, pero dejó a artistas que perduraron el tiempo como Lou Reed, Iggy Pop o Alice Cooper. La mayor parte de estos artistas abandonaron el maquillaje y las lentejuelas y evolucionaron hacia otros géneros a partir de la segunda mitad de la década, pero el glam perduró como una influencia evidente en géneros posteriores como la música punk y el rock gótico.

Glam rock

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