¿Cuál es el problema de los concursos musicales de televisión? Está claro que tienen una audiencia masiva, que mueven a grandes cantidades de personas a votar por sus favoritos, que se habla de ellos en otros medios y en tertulias… y sin embargo la gran mayoría de concursantes no han sido capaces de establecer una carrera decente posteriormente, o incluso han sido estigmatizados por el mero hecho de haber participado en el programa.

Por supuesto hay excepciones. American Idol convirtió en una estrella internacional a Kelly Clarkson, X-Factor hizo lo mismo con One Direction o Little Mix, y Operación Triunfo lo logró con David Bisbal o Bustamante. Otros, como Manuel Carrasco, Chenoa o Carrie Underwood han conseguio labrarse una sólida carrera dentro de sus respectivos países, pero aquellos capaces de aprovechar la enorme cobertura mediática de la que disfrutaron son, en proporción, una gran minoría, a pesar de haber sido votados por millones de personas. Tal vez influya un poco la saturación. Los que participaron en las primeras ediciones tienen por lo general una carrera más exitosa mientras que los que llegan después son considerados “el chico nuevo”, que hace que te olvides del anterior hasta que llega el siguiente en un ciclo que nunca termina.

Y también ocurre en Eurovisión. En un espectáculo que ven todos los años millones de personas en todo el mundo es sorprendente que haya tan pocos que se hayan hecho populares internacionalmente. Por cada ABBA, Celine Dion, Mocedades o Raphael hay cientos de ¿quién?. Dedicamos esta sección a aquellos que creemos que merecieron mejor suerte en el concurso y han sido injustamente olvidados.

Olvidados de Eurovisión

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