En los años 20, cuando se asentó la música “moderna”, lo que más se escuchaba era el jazz interpretado por grandes bandas de músicos, a menudo con formación clásica. En 1935 el jazz tradicional perdió popularidad cuando los gustos del público comenzaron a decantarse por un subgénero más comercial denominado swing, que estaba orientado hacia la música bailable y que fue el tipo de música más vendido en todo el mundo durante una década.

Las raíces del swing se remotan a los años 20 y muchos artistas y bandas de jazz de la época, entre los que destaca Duke Ellington, tenían un sonido decididamente swing. Pero fue la actuación de Benny Goodman en Los Angeles en 1935 la que catapultó a la fama este estilo de música, y la que dió a Goodman el sobrenombre de “el rey del swing”.

La música swing vivió una época gloriosa hasta que llegó la II Guerra Mundial. Además del nuevo impuesto a las bandas de música como parte de su contribución a los gastos de la guerra y del alto coste de trasladar un nutrido grupo por todo el país, el sindicato de músicos hizo una acción conjunta prohibiendo a sus miembros grabar a no ser que las radios pagaran royalties cada vez que emitían una canción. Finalmente la huelga duró dos años y para entonces la mayor parte de las bandas se había separado dando paso a los cantantes solistas, a menudo procedentes de las bandas desaparecidas.

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La época dorada de las Big Bands