Cuando James Brown tuvo su primer éxito en 1960, el rock & roll había conseguido convertirse en la mayor fuerza de la música en muy pocos años, pero estaba considerado una moda pasajera y en las listas de éxitos se alternaban canciones rock con otras más melódicas que recordaban mucho a lo que se escuchaba antes de la llegada del rock & roll. Brown hacía música soul en aquellos tiempos, pero comenzó a interesarse por los ritmos de Little Richard, que fue el primero en incorporar lo que después se llamaría funk al rock & roll. El resultado fue la creación de un estilo musical que alcanzó su forma definitiva a mediados de los años 60.

La principal característica del funk era el distanciamiento de los géneros melódicos haciendo música en la que el ritmo fuera el elemento definitorio y no los acordes, y en la que el bajo y la percusión tomaban un papel protagonista. Los ritmos bailables del funk hicieron de James Brown una de las grandes figuras musicales de todos los tiempos y durante su época dorada, en los años 70, se apuntaron al carro artistas consagrados del R&B y soul como Stevie Wonder, Marvin Gaye o los Temptations.

Con la llegada de la música disco el funk dejó de ser el ritmo bailable por excelencia y con la introducción masiva de los sintetizadores en los años 80 se perdió buena parte de su sonido puro, pero por otra parte gracias al electro funk se consiguió mantener la popularidad del género hasta finales de la década, y muchos éxitos recientes, como el “Uptown funk” de Mark Ronson, están basados en ritmos puramente funkys.

Música funk

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